OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

domingo, 11 de noviembre de 2012

ENRIQUE GALLEGO (*), POETA INVITADO

POETAS DE ROSARIO XXXI 


 























Andy Warhol, 1967


MARILYN

Escribo acerca de una mariposa
que supo ser una mujer.
Pienso en una hermosa nube
que acompaña un azul cielo de otoño.
Escribo sobre una mujer
que tuvo deseos y los perdió.
Ahora Norma Jeane mira cómo escribo

Mira sentada sobre una nube blanca
mientras también escribe poemas
tal como lo haría
una preciosa mariposa  de grandes alas.




EXTENSIONES

Cada grano de arena
es un corazón lastimado.
Con ellos
es con lo que están hechos
todos los desiertos.


DECÁLOGO

Soy de noche.
Vivo en un invierno.
Abro los ojos en la mujer.
Lamento la tristeza.
El viento me azota y carcome.
Soy música de pies a cabeza.
Un fragmento de carne y tiempo.
Creyente escribidor describiendo la hoguera.
Tengo cierto abuso del intelecto.
Un digno náufrago criollo.



EL PESO DE LA DESPEDIDA

                                                                        Parece mentira las cosas que veo
                                                                        por las calles de Montevideo.
                                                                                                              Jaime Roos
 
Hermano mío, siguen siendo nuestras calles
las de tu barrio en Montevideo
éstas que hago mías en Rosario
y más allá
las ardientes de Río, Quito o Bogotá.
Nuestro luminoso empedrado
aquella escuela de un posible futuro
adoleciente cuna de amor y vicio chico
desmaya y sangra.

Mi querido hermano
no fuimos nosotros (los de la número 5)
los que rompimos los faroles,
el daño mayúsculo y sin tapujos
lo hizo con la moneda dura y vil
para echarnos de la calle
y dejarnos a oscuras.

Trabajaron parejo
tierra y adoquín por herrumbrada chirola
belleza maquillada de ventanas
y esta carne incrustada de letras
en subasta al peso
en los mejores supermercados de la zona.

Parece mentira mi viejo amigo
la diaria verdad de este golpe  sin fronteras.



ELLA Y  SERENO

Sabés, sin que abra yo la boca, que te amo.
Soy el Sereno amor que te rodea
como la niebla al mar infinito.
No soy el Inmutable, ni el Emperador de las Colinas
no soy el Restaurador, ni siquiera soy tus zapatos,
solo el Serenito, un cuidador de sueños,
dramaturgo de obras sencillas
apuntador de la memoria ajena.
Hayas venido de donde hayas venido
con tu paso tranquilo
me encontraste recostado sobre el pasto
al sereno de la noche
bajo la luna blanquísima y mirona.
Sabés que te amo como a nuestra banda de sonido,
aquella música de gatos multicolores
en la quietud de cada noche.
El Sereno perturbador de tus cartas soy
la monótona silla,
el mesurado menú que suelo elegir
un calmoso vino de Burgundia
que desata tu furia de picaportes.
El consolado hombre
que bebe de tu miel
hasta el mismo cansancio.



(*) Enrique Diego Gallego nació y reside en Rosario. Con la obra “Sacudiendo el árbol del patio trasero” ganó el Premio Municipal de Poesía Felipe Aldana 1996. También publicó “Poemas escritos en cualquier desierto a la sombra de una roca y en espera de las lluvias”. Coordinó varios ciclos de lectura, entre ellos: “Miércoles de poesías”, y “Pensando en Rosario”. Dirige la revista "La Buhardilla de Papel", que en mayo de 2012 presentó el número 20 (emprendimiento que tuvo sus inicios en Rosario, hace algo más de 6 años).

 

3 comentarios:

raúl dijo...

¡¡conmovedor!! Sencillamente maravillosos poemas.

Noemí Correa Olivé dijo...

Muy bueno, gracias por compartir su poesía, Marta.

Noemí Correa Olivé dijo...

Muy bueno, gracias por compartir su poesía, Marta.