OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

domingo, 25 de marzo de 2012

Antonio Tabucchi (Vecchiano1943-Lisboa 2012)



















Pereira (con el porte, la cara y el gesto que Marcello Mastroianni le imprimió al personaje), hubiera escrito el obituario perfecto, la elegía adecuada para Antonio Tabucchi, su creador, posiblemente hubiera escrito las palabras que el periodista catalán Enric Sopena acaba de publicar en ELPLURAL.COM : 
Sostiene Pereira que ahora te nos has ido tú, Antonio. Tu vitalidad, tu simpatía, tu sentido del humor y tus convicciones democráticas profundas nos acompañarán siempre. Plantaste cara a Berlusconi y no te publicaron, en diarios donde colaborabas habitualmente, un artículo muy crítico contra el berlusconianismo rampante. Pero nosotros, muchos periodistas catalanes y españoles, seguiremos recordando con enorme emoción y respeto a tu amigo Pereira. Por cierto: Sostiene Pereira que tú, en realidad, no te has ido ni te irás nunca. Porque nunca dejarás de luchar por la libertad, querido Tabucchi”.












Fragmento de Los tres últimos días de Fernando Pessoa, Anagrama, Barcelona, 1996:
por Antonio Tabucchi

 30 de noviembre de 1935

Pessoa apoyó una mejilla sobre la almohada y esbozó una sonrisa cansada. Querido António Mora, dijo, Proserpina me quiere en su reino, es hora de partir, es hora de dejar este teatro de imágenes que llamamos nuestra vida, si supiera las cosas que he visto con los ojos del alma, he visto los contrafuertes de Orión, allí arriba en el espacio infinito, he caminado con estos pies terrestres por la Cruz del Sur, he atravesado noches infinitas como un cometa luminoso, los espacios interestelares de la imaginación, la voluptuosidad y el miedo, y he sido hombre, mujer, anciano, niña, he sido las multitudes de las capitales de Occidente, he sido el plácido Buda de Oriente de quien envidiamos la calma y la sabiduría, he sido yo mismo y los otros, todos los otros que podía ser, he conocido honores y deshonores, he mirado plácidos rebaños y he recibido en la cabeza el sol y la lluvia, he sido una hembra en celo, he sido el gato que juega en la calle, he sido el sol y la luna, y todo porque la vida no basta. Pero ahora basta, mi querido António Mora, vivir mi vida ha sido vivir miles de vida, estoy cansado, mi vela se ha consumido, se lo ruego, déme mis gafas.
    António Mora se ajustó la túnica. Prometeo se abría camino en él. Oh, cielo divino, exclamó, vientos de alas rápidas, fuentes de los ríos, innúmera sonrisa de las olas del mar, tierra, madre universal, os invoco, y al globo del sol que todo lo ve, ved el trato que recibo.
   Pessoa suspiró. Mora cogió las gafas de la mesilla y se las colocó. Pessoa abrió los ojos de par en par y sus manos se posaron sobre las sábanas. Eran exactamente las ocho y media de la tarde. 
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Un texto homenaje de Manuel Riva en El País, Cultura, 25 de marzo de 2012:


 SAUDADE (POR MANUEL RIVA)

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