OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

lunes, 10 de enero de 2011

María Elena (Buenos Aires,1930-2011)

Dos grandes que partieron, autora (María Elena) e intérprete (Mercedes), un dúo de lujo.

Mucha agua ha visto correr bajo el puente María Elena Walsh, creadora de la célebre tortuga Manuelita, de Dailan Kifki, La vaca estudiosa, la reina Batata y tantos otros personajes entrañables, así como de letras y canciones emblema en un país que por décadas ha hecho un culto de la desmemoria (En el país del nomeacuerdo, Como la cigarra), aquella joven juglar que junto a la tucumana Leda Valladares integró el dúo “Leda y María” que difundía música folklórica argentina en Europa (1953- 1955); la misma que en su calidad de productora-consumidora de cultura atacó a la censura en el artículo publicado en 1979 en el diario Clarín: “Desventuras en el país-jardín-de-infantes”, o la que con igual intensidad defendió mucho más tarde la vigencia de la letra eñe. Mucha letra y música ha echado a correr bajo el puente María Elena y por eso pudo elaborar una síntesis, la suya, que, sin embargo, lejos de ser optimista resulta más bien apocalíptica: “Tanto tribunal, tanto exilio, tanta hoguera al divino botón”.

Algunas frases elegidas y extraídas de su novela de corte autobiográfico “Fantasmas en el parque”, Alfaguara, Buenos Aires, 2008:

“Soy un museo, sí, pienso y no digo, un museo de recuerdos preciosos, y un cementerio de comedora de lotos, mi vida está llena de humo”. (pág. 230)

“Uno hace lo que puede con sus muertos, pero siempre pesa cargar con fantasmas, nos pasamos la vida buscando dónde ponerlos. La ilusión de que están en el cementerio y nos escuchan. Sus visitas a los sueños, de donde siempre tienen que regresar a alguna casa apenas reconocible” (pág 12)

“Ya sé, ya sé que no volverán las oscuras golondrinas ni las palomas con una postal en el pico ni las nieves de antaño ni las esquelas enlutadas ni el tiempo de las cerezas ni los telegramas de lujo ni los carteros de uniforme. Ni la paciencia de leer y escribir”. (pág. 219)

“…prefiero luchar con mis propias penumbras y no con las que vienen alistadas y predigeridas. Sigo remando con mis vestigios y mis papeles, tal como sigo habitando mi propio cuerpo con todos sus desfallecimientos”.