OTRAS VOCES, OTROS ÁMBITOS

viernes, 14 de mayo de 2010

LIBRO DE LAS CERTEZAS, Patricia Severín, poesía



Patricia Severín (*), Nuevohacer, Buenos Aires 2009 (Mención Especial del jurado, Premio Macedonio Fernández 2008)

Dos o tres notas al margen

Por Marta Ortiz

Suerte de libro de almohada, el poemario se despliega en el fragmento de tiempo que abarca un año, desde marzo (El otoño / trae el reflejo / de un hombre / desconocido) a febrero del año siguiente: (III me buscó / para cumplir su destino / tomar / y dejar. IV su carta/ el abrazo y la bala). Cabe entre esos dos momentos el universo, interregno que dibuja un espacio íntimo de amor y dolor (:el amor eterno dura poco tiempo).

Se interpela la posibilidad de la certeza: ¿Cuál es la certeza, certeza, de la vida? Se arriesga: se me han terminado las certezas. Se explora: las certezas que apretamos para sentirnos poderosos/ para agitar en el aire pensamientos/ ideas/ vanos dogmas.

Siguiendo un orden aparente continúa la serie de poemas que registra las visiones del agua, presencia constante que fija un amor de agua, una tierra siempre húmeda, agua que se derrama en diluvio o huracán tanto como en mínimas gotas, lágrimas o lloviznas, y la intensa sed que provoca su ausencia.

El agua se escurre y da paso al apartado siguiente que remite al tiempo cotidiano repartido en la semana de siete días y luego en el número mismo o cantidad, que limita la serie en el poema "Siete". Representación de un ciclo u orden completo, el número siete es también símbolo del dolor -séquito inevitable cuando de la vivencia de la "felicidad" se trata-. Luego la casa, la propia y la ajena, hábitat cotidiano que aquí es también tierra, llanura inmensa, campo (El Resero), y la hoja en blanco y el lápiz (las manos/ hundidas en la tinta) ese otro espacio o casa imprescindible que Patricia Severin habita desde siempre y donde ha levantado (entre otras) las sensibles paredes de su Libro de las Certezas.

Territorio de palabras sorprendentes, esta poesía inscribe un orden formal transgresor, nada convencional. Quedará flotando la sensación de inutilidad de cualquier ilusión de certeza, pero también la inquietante presencia de una cifra ordenadora del caos: “hay un orden secreto bajo el orden turbulento”, se dice, cifra que solo el ejercicio de la escritura poética será capaz de penetrar y descifrar. A falta de certezas, existen los milagros, se sube la apuesta.

Un poema de Libro de las certezas:

Séptima certeza

El mundo ha quedado huérfano


:en la madrugada que abre al este

empujan las tinieblas lo oscuro de la tierra


los pastos en las sombras/tenues hebras/

rocío brotando entre palmeras/


ha llovido en mayo

el puente despega maderas sobre el río

su cauce de aguas turbias


huelo el fresco fulgor de la mañana/

la húmeda escarcha de la niebla/


las garzas en su hueco de plumas

se derraman en los charcos


detrás de mí la parábola del sol

roja estela sobre el polvo

últimas estrellas sobre la garganta de luz


impaciente/ el mundo/ quiere amanecer

pero ha quedado huérfano

no puede nacerme en la mañana del campo


si tus dedos no respiran mi nombre

allí/al oeste/donde todavía duerme la noche


(*) Patricia Severín vive en la ciudad de Santa Fe. Es poeta, narradora y ensayista.



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